Las manos remplazan a la voz cuando las usan los mudos para expresar lo que sienten. El gran músico Daniel Barenboim hace algo parecido. Parecido pero no igual. Sus manos hablan y dicen lo justo cuando dirigen su West-Eastern Divan Orchestra, pero no reemplazan a sus labios que siguen hablando y diciendo lo que no deben, en especial cuando opina sobre al conflicto del Medio Oriente.
A pesar de ser judío argentino con ciudadanía israelí, tiene una incomprensible y morbosa tendencia a censurar a Israel, sin que jamás haga referencia a la crueldad de los enemigos que niegan la existencia de su patria por adopción. Mancha así su ya legendaria figura que pasará a la historia como extraordinario músico, pero también como un mal aficionado a la política tendenciosa.
¿Porqué ese afán de convertirse en enemigo de sus compatriotas, como si gozara con serlo?. ¿ Porqué insiste en incursionar en el campo de la política que no es precisamente el suyo?.
Es que el famoso director no sabe que no solamente el hablar es un arte, sino también lo es el saber callar. Y ese arte aparentemente Barenboim no lo domina.
La West-Eastern Divan Orchestra que en español significa Orquesta del Diván de Oriente y Occidente, nombre inspirado en un libro de poemas de Goethe, es un proyecto que el músico Daniel Barenboim y el filósofo Edward Said crearon en 1999 para reunir a jóvenes músicos españoles, palestinos, árabes e israelíes, pertenecientes los últimos a pueblos sumidos en en viejo conflicto difícil de resolver.
Cuando las manos de Barenboim dirigen esa acertada orquesta que creó, hablan transmitiendo un recado de paz a todos los países del mundo. Sus músicos cristianos, judíos y musulmanes, en singular armonía y compañerismo se congregan para deleitar al ser humano y demostrar con el idioma de la música, que personas de procedencias tan distintas pueden ser amigas y trabajar juntas con una misma finalidad. Demuestran, en fin, que con sólo cambiar odio por amor, la paz puede reinar en todos los rincones de la tierra.
Un sublime mensaje a la humanidad a través de la música, que debería estar libre de tendenciosas declaraciones políticas fuera de lugar que lo enlodan.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.