Estamos en la cima, casi, de las celebraciones del bicentenario patrio. ¿Cómo no recordar, dado el momento de la glorificación, a un ilustre, a alguien que fue un artista consumado de la pintura, y dio las mejores gracias de su mente creadora para orgullo de los villetanos y del Paraguay?
Me estoy refiriendo a don Modesto Delgado Rodas. Él nació en Villeta, el 2 de octubre de 1886, y dejó de existir, a los 77 años de edad, el 15 de octubre de 1963.
Las nuevas generaciones deben recordar a don Modesto Delgado Rodas, pues es trayéndolo a la memoria, cuando el presente se engrandece.
De pequeña solía pasar frente a una casa que tenía una pintura (creo que era un paisaje) en su pared. Cuántas ganas de ver el rostro del maestro. Cuántas ideas locas pasaban por mi pobre cabeza.
Modesto Delgado Rodas realizó sus estudios en Europa, lo cual habla de la jerarquía, de la excelencia, de la grandeza innumerable a la que aspiraba. ¿Qué artista, finalmente, puede llamarse artista, si no exige de sí perlas auténticas? ¿Cómo llamar artista a quien edifica su obra sobre la improvisación? ¿ Por qué creer que es artista alguien que no ha hundido su mente en las cavilaciones, para salir, airoso y con nuevas aguas, y con más pretensiones?
Los críticos dicen que fue el mayor pintor de figuras entre 1900 y 1950.
Cito lo que leí en un libro sobre la ilustre figura que hoy ocupa estas líneas:
“Si se exceptúa a Bandurex, fue el único pintor que hizo desnudos. Cultivó el desnudo, aunque en pequeñas dimensiones, lo cual hizo de él un pintor de género.
En 1910 pintó un retrato del escultor rosarino Erminio Blotta (ciudadano honorario del Paraguay).
Expuso en Washington D.C. en 1926; en Baltimore en 1930; en Buenos Aires en 1928 y en 1933. En Asunción expone en el Gimnasio Paraguayo entre 1920 y 1934”.
En conversación con el poeta villetano Rubén Bareiro Saguier, hace muy poco tiempo, me había enterado de que era dado a la bohemia. ¡Bien hecho!
La bohemia la cultivan aquellos seres portadores de almas inquietas.
Alma de artista, tenía don Modesto Delgado Rodas. ¿Lo recuerdan los villetanos, los estudiantes, actualmente?
¿Será que saben que una gloria de la pintura del Paraguay caminó por las calles de ese pueblo acostado a la ribera de un río?
Yo quiero creer que sí, que saben que tenemos un artista de quilates.
Cuán frágil se vuelve en los pueblos poco desarrollados la memoria a la hora de recordar a quienes dieron honra y honor al sitio donde nacieron. Y he ahí, en la fragilidad, el origen del fracaso de una nación.
En este bicentenario patrio, yo, desde mi columna, rindo mi homenaje a un hombre que tomó las intensidades de los colores para dar insinuaciones y belleza a las formas humanas. Nada es más hermoso que un cuerpo desnudo dentro del universo de la creación divina. Y así nos los hizo saber el pintor villetano a través de sus desnudos.
Ah... Villeta. Eres grande Villeta. Todo en ti es un libro infinito en donde confluyen la belleza y la historia.
Identificada con el espíritu del Bicentenario, que busca resaltar las grandes figuras del Paraguay, surge este artículo donde inclino la cerviz ante un pueblo, Villeta, porque allí nació un grande: ¡Modesto Delgado Rodas!
Me estoy refiriendo a don Modesto Delgado Rodas. Él nació en Villeta, el 2 de octubre de 1886, y dejó de existir, a los 77 años de edad, el 15 de octubre de 1963.
Las nuevas generaciones deben recordar a don Modesto Delgado Rodas, pues es trayéndolo a la memoria, cuando el presente se engrandece.
De pequeña solía pasar frente a una casa que tenía una pintura (creo que era un paisaje) en su pared. Cuántas ganas de ver el rostro del maestro. Cuántas ideas locas pasaban por mi pobre cabeza.
Modesto Delgado Rodas realizó sus estudios en Europa, lo cual habla de la jerarquía, de la excelencia, de la grandeza innumerable a la que aspiraba. ¿Qué artista, finalmente, puede llamarse artista, si no exige de sí perlas auténticas? ¿Cómo llamar artista a quien edifica su obra sobre la improvisación? ¿ Por qué creer que es artista alguien que no ha hundido su mente en las cavilaciones, para salir, airoso y con nuevas aguas, y con más pretensiones?
Los críticos dicen que fue el mayor pintor de figuras entre 1900 y 1950.
Cito lo que leí en un libro sobre la ilustre figura que hoy ocupa estas líneas:
“Si se exceptúa a Bandurex, fue el único pintor que hizo desnudos. Cultivó el desnudo, aunque en pequeñas dimensiones, lo cual hizo de él un pintor de género.
En 1910 pintó un retrato del escultor rosarino Erminio Blotta (ciudadano honorario del Paraguay).
Expuso en Washington D.C. en 1926; en Baltimore en 1930; en Buenos Aires en 1928 y en 1933. En Asunción expone en el Gimnasio Paraguayo entre 1920 y 1934”.
En conversación con el poeta villetano Rubén Bareiro Saguier, hace muy poco tiempo, me había enterado de que era dado a la bohemia. ¡Bien hecho!
La bohemia la cultivan aquellos seres portadores de almas inquietas.
Alma de artista, tenía don Modesto Delgado Rodas. ¿Lo recuerdan los villetanos, los estudiantes, actualmente?
¿Será que saben que una gloria de la pintura del Paraguay caminó por las calles de ese pueblo acostado a la ribera de un río?
Yo quiero creer que sí, que saben que tenemos un artista de quilates.
Cuán frágil se vuelve en los pueblos poco desarrollados la memoria a la hora de recordar a quienes dieron honra y honor al sitio donde nacieron. Y he ahí, en la fragilidad, el origen del fracaso de una nación.
En este bicentenario patrio, yo, desde mi columna, rindo mi homenaje a un hombre que tomó las intensidades de los colores para dar insinuaciones y belleza a las formas humanas. Nada es más hermoso que un cuerpo desnudo dentro del universo de la creación divina. Y así nos los hizo saber el pintor villetano a través de sus desnudos.
Ah... Villeta. Eres grande Villeta. Todo en ti es un libro infinito en donde confluyen la belleza y la historia.
Identificada con el espíritu del Bicentenario, que busca resaltar las grandes figuras del Paraguay, surge este artículo donde inclino la cerviz ante un pueblo, Villeta, porque allí nació un grande: ¡Modesto Delgado Rodas!
25 de Abril de 2011