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Va Pensiero - Nabucco - Verdi - Metropolitan Opera House

HERE IT IS THE FAMOUS CHORUS "VA PENSIERO SULL´ALI DORATE" FROM VERDI´S "NABUCCO". METROPOLITAN OPERA HOUSE, JAMES LEVINE CONDUCTING. 2001.

Giacomo Puccini: el "verismo" en la ópera


Fragmentos de un nota titulada:
Giacomo Puccini y el verismo

por José Luis Pomi
en Informe Uruguay


Algunos musicólogos, han señalado que LA TRAVIATA (Verdi -1853), es el punto de partida del verismo, porque el tema y sus situaciones dramáticas anuncian en verdad, el advenimiento de esta escuela operística. Creemos que no se equivocaron. Y agregamos nosotros, que años mas tarde, en 1875, CARMEN es junto a LA TRAVIATA, las óperas que dan el primer paso hacia la ópera naturalista, en el estilo que se llamó “verismo”.

La obra que consideramos la piedra fundamental de este nuevo estilo, es CAVALLERIA RUSTICANA (1890) de Pietro Mascagni, inseparable hasta nuestros días con I PAGLIACCI (1892) de Ruggero Leoncavallo.

Ambos compositores hicieron muchas tentativas, pero ninguno logró volver a producir otra ópera capaz de mantenerse en escena, hasta nuestros días.

Músicos de indudable talento teatral, fueron junto a éstos, los cultores del verismo: Giordano, Catalani, Zandonai, Cilea, y sin lugar a dudas, Giacomo Puccini, fue el verista mas capacitado y el de mayor fuste, quien supera el verismo puro llegando a una especie de romanticismo musical naturalista

Puccini consagró su capacidad al ejercicio de la ópera y sobresale entre sus contemporáneos, merced a sus facultades de incentiva superior como músico.

Lamentablemente esa entrega incondicional al género lírico, hace que muchos escritores excluyan el nombre de Puccini, como si éste fuera un producto extraño a la época y a los acontecimientos, y se resisten a considerarlo como parte integrante del post-romanticismo musical.

Jamás se le podrá reprochar el haber escrito casi exclusivamente óperas, porque ese reproche no se le hace Wagner ni a Verdi.

Tampoco Puccini no es el autor de una célebre ópera. Es un músico auténtico, exponente de una época poco favorable para el ejercicio de una estética paralela al pujante impresionismo.

El haber escrito TURANDOT, su última ópera, es mérito suficiente para justificar su trascendencia.

Puccini ha sido un hombre de teatro, inflexible con sus libretistas. Su fino y certero sentido teatral lo han guiado a la creación de sus obras maestras.

Después de sus dos primeras óperas: LE VILLI y EDGAR, seleccionó su temática argumental en un ciclo de criaturas vivientes que van desde el fraude amatorio de MANON LESCAUT, hasta el fracaso amatorio de Liu.

Es digno constatar como, aun no siendo Puccini el libretista de sus óperas, es el poeta promotor y definidor de sus criaturas, y de la base argumental de sus óperas, el amor. A través de él se vale de algo tan antiguo como el hombre: la pareja de amantes.

La pareja es el germen inspirador de todo el proceso teatral pucciniano. Sus más grandes aciertos se encienden en la conciencia del amor de una pareja, que aún amándose no puede llegar a ser feliz.

Con talento y fuerza imaginativa, fue creando un mundo, característicamente suyo, con un clima emocional y dramático, tan personal como su estilo musical.

Por propia definición tenía: “más corazón que cerebro”.

Por su genio creador, Giacomo Puccini representa un hecho muy importante, en la Historia de la Opera. Sin lugar a dudas, sigue siendo un maestro insuperable, por su sentimiento, por su ternura, por su sensibilidad, por su extraordinaria integridad, por la magnitud creativa, por su estilo armónico, y por su sello inconfundible.

Para quienes no hayan comprendido a este gran compositor, sean estas líneas el comienzo para encontrar a un auténtico músico teatral.

Y para quienes tengan en sus manos, la responsabilidad de un espectáculo de ópera pucciniana, el respeto para aquel hombre de teatro que creó sus personajes y supo infundirles su inspiración creadora, sin desvirtuar lo que él hizo y quiso, sin traicionar el espíritu de la ópera.

Giacomo Puccini merece ese tributo de respeto.
 

Figuras de la lírica uruguaya: Jorge Algorta

Evocaciones líricas


Tomado de una nota realizada
por José Luis Pomi en Informe Uruguay

Quienes tenemos más de 40 años dentro del Teatro Lírico de nuestro país mantenemos vivo, el recuerdo de muchos artistas desaparecidos, que contribuyeron con su presencia y capacidad, a imprimir a las temporadas en las que actuaron, un permanente y renovado interés artístico.


JORGE ALGORTA - bajo

En la década del 40 debutó en el SODRE.Estudió canto con Víctor Damiani. Realizó una extensa carrera, durante mas de 30 años, actuando entre 1945 y 1961 en los centros musicales más importantes de Europa y America, tales como: Teatro La Fenice de Venecia, San Carlo de Napoles, Opera de Roma, Scala de Milan, San Carlo de Lisboa, La Monnaie de Bruselas, Liceo de Barcelona, Municipal de Rio, Colon de Bs Aires, Argentino de La Plata, Municipal de Santiago, entre otros.

De regreso al Rio de la Plata en 1961, se integra por dos décadas a la escena lírica argentina, formando parte del elenco estable del Teatro Colón, donde puso al servicio de ese coliseo, un gran bagaje de experiencia adquirida en aquellos escenarios. Su debut en ese Teatro, ya se había producido en 1945 con la ópera Lucia di Lammemoor.

Durante ese misma época, participó en las temporadas líricas del SODRE, donde cantó: La Sonambula, La Boheme, Aida,El Barbero de Sevilla, Fausto, La Favorita, Misa de Requiem de Verdi.

Fue un cantante de indudable capacidad profesional, poseedor de una voz opulenta, aunque algo rígida, pareja en el color y en la sonoridad, con gran sentido musical y justa expresión.

Su línea de canto, de neto cuño clásico, su condición de interprete inteligente y culto, y su musicalidad, le permitieron abordar una amplia gama de roles, entre los que se recuerdan: Ramfis, Banco, Fiesco, Colline, Timur, Ferrando, Ivan Khovansky, Fafner, etc.

¿Quién no recuerda su "Don Basilio?, Ninguno que haya asistido a las representaciones de Barbero, ha olvidado su alta figura, donde con maestría y dignidad interpretativa, diseñaba ese característico personaje de la obra rossiniana.

No solamente en el campo de la ópera tuvo destacada actuación. Su sensibilidad artística y su gran capacidad de estudio, conjugaron para abordar con significativo éxito: música de cámara y obras sinfónico corales, y tambien Zarzuela, de las que se recuerdan, sus grabaciones en las obras del compositor español, Pablo Sorozabal.

En las postrimerías de su carrera, le vimos en una obra que es a nuestro juicio, la culminación en la carrera de un bajo: Boris Godunov. Alli logró una interpretación vibrante y conmovedora, que complementaba con una sorprendente gesticulación de sus manos y de sus largos brazos, donde demostraba, sin lugar a dudas, un profundo espíritu analítico de ese fascinante personaje ruso.

Recordamos nuestras actuaciones a su lado, en la ópera LA FAVORITA y en la MESSA DE REQUIEM de Giuseppe Verdi.

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