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La divina comida


Editorial en monografías.com (la newsletter).


No es nada posmoderna la relación entre el arte y la alimentación: las primeras obras pictóricas eran la comida que nuestros ancestros estaban a punto de salir a cazar o que ya habían devorado (La pintura de la relación geográfica de Metztitlan).

Sobre los muros de cuevas antiquísimas, estilizados animales nos cuentan la historia (
Historia de la pintura).

Y la historia de la pintura en sí rebosa de mesas preparadas para la fiesta tanto como de “naturalezas muertas” y de sobras del festín (
Historia de la caricatura); hay rostros que impresionan hechos por Arcimboldo, alguien a quien considero un surrealista del siglo XVI, rostros compuestos por frutas y verduras que mutan en facciones humanas (Dadá y el surrealismo).

Más allá de las delicias preparadas por Leonardo da Vinci -nadie ignora que fue cocinero además, inventor de recetas de cocina y organizador de fiestas- ¿quiénes habrán sido los privilegiados que saborearon y destruyeron al comérselas sus pequeñas esculturas de mazapán?, y, esté donde esté esa gente, ¿no sentirá algo de culpa?- existen otros artistas y escritores que se ocuparon del arte cocineril
(La breve sonrisa de Leonardo).

Marcel Proust (
La metaforización de la filosofía) sirvió mesas espléndidas (digamos que las describió) en su En busca del tiempo perdido; tengo entre mis personajes más amados a su arisca cocinera Francisca, y he llegado a tratar de imitar su “Arroz a la emperatriz” y otras delicias y dulces.

¿Y el pan?… (
La oración del “Padre Nuestro”). Es Dalí (Salvador Dalí) quien en el siglo XX lo honra, considerándolo emblema hecho de harina, fuego y agua, y lo usa en sus cuadros junto a otros alimentos, como Construcción blanda con judías hervidas. Premonición de la guerra civil.

Otro cuadro de Dalí es de nombre enigmático: Canibalismo de otoño, y otro me hace sonreír: Huevo al plato sin el plato, y repetir lo que en alguna ocasión dijo: “El paraíso intrauterino tenía el color del infierno, es decir, rojo, anaranjado, amarillo y azulado, el color de las llamas, del fuego…”.

(La cita anterior me hace acordar que, por si acaso, debo contarles que el título de esta notícula tiene un significado literal y otro que alude a La divina comedia de Dante; después de todo el arte es alimento que previamente se amasa y se cocina.)
Los Caballeros de la Cuchara de Palo

Creada por un grupo de vecinos de la localidad jienense de Guarromán, España, la Muy Ilustre y Noble Orden de los Caballeros de la Cuchara de Palo, fundada en 1980, se propone recuperar sus viejas tradiciones culinarias, pero además “conservar, promover, divulgar y promocionar el mundo del olivo jienense y la gastronomía de esta tierra andaluza”.
La Cuchara de Palo tiene entre sus miembros, para dar un ejemplo de celebridades, a Felipe de Borbón, el juez Baltasar Garzón, el torero Enrique Ponce… y estuvo por allí el premio Nobel Camilo José Cela, antes de dejar esta tierra.

(Continue leyendo este artículo y deje su opinión en nuestro
Blog: "La divina comida").

Por Mora Torres

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